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Josephine Clausen - Estratega de Negocios Digitales
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Me voy a operar las boobs

3/2/2019

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Sip... me operé y esto lo escribí semanas antes de la cirugía: Estoy escribiendo esto para mí. Mi decisión es algo muy personal que solo yo voy a entender, estoy escribiendo todos mis sentimientos para entenderlos, como lo hago cuando algo me mueve por dentro.
 
Yo siempre he querido operarme, desde que estoy en los 20s, porque quería que fueran un poco más grandes, pero siempre dije, voy a esperar a tener hijos y después me opero.
 
Siempre han sido pequeñas, excepto en el embarazo y lactancia. Después de esos cambios radicales de tamaño su consistencia ha cambiado. Fui copa A toda la vida, crecí hasta D y ahora soy B… un B sin consistencia. Después de Sebas, el proceso de tener una composición corporal saludable ha sido lento, ha tomado casi dos años, pero al ir bajando grasa quedó bastante piel con poco relleno.
 
Aún así, nunca me han desagradado completamente, siempre me han parecido lindas en cada etapa, hasta cuando estaban gigantes y los pezones estaban oscuros en el embarazo. Si hay alguna parte de mi cuerpo que ha me desagradado en el pasado, esa no es, incluso después de las lactancias. Reconozco que están desparramadas, pero eso no me genera ningún sentimiento, es sólo un hecho. Ni siquiera es donde está más visible que pasé por dos embarazos.
 
Mis “problemas del primer mundo son” que me incomoda ponerme un brassiere strapless y que quede vacío arriba, entonces no uso blusas que necesiten ese tipo de brassiere. No me gusta que se me salgan las tetas por los lados de los vestidos de baño. Podría usar brassieres con relleno o con barilla pero no me gustan, me duelen y cuando me los quito de por sí todo se cae, entonces uso unos que son tipo top, la comodidad ante todo. Cuando estoy sin ropa no las veo feas, las veo caidas pero no feas.
 
Hace años, cuando decía que iba a esperar después de tener hijos, ni siquiera sabía cuándo los iba a tener ni con quién, era una chiquilla que ni siquiera sabía si me iba a casar. A la larga, para mí resultó bien la espera, porque ahora estoy muchísimo más consciente, he pasado por procesos emocionales, he crecido y no siento que mi decisión venga desde la inseguridad o de no sentirme bien conmigo, antes sí hubiera venido desde ese lugar.
 
Ahora a mis 35 ya no las quiero grandes, sólo quiero reconstruirlas, y eso es lo que haré, cambiaré de copa B sin volumen a copa B real, listo.
 
¿Qué resultados espero? 
 
Comodidad. Para poder usar blusas de tirantes y brassieres strapless, y sentirme bien con o sin ropa.
 
Después de los hijos me ha costado sentirme sexy por varias cosas, hormonas, cansancio, cambios corporales, métodos anticonceptivos, etc. Pero el “sexyness” es una mentalidad. Con tetas nuevas tampoco me imagino haciéndole un striptease a Cris como lo hacía antes. Vamos a ver si será así, si va a influir, eso no lo sé todavía, y si influye ¡muy bien!
 
El otro procedimiento estético significativo que me he hecho, si elimino masajes, tintes de pelo, depilaciones láser, mesoterapia y sacarme las cejas, fue ponerme frenillos a mis 30 años.
 
Me encantó todo, ponérmelos, el proceso y el resultado. Tenía un diente torcidísimo que siempre me había querido arreglar, pero tampoco era tan conciente de eso. Mis hermanos me vacilaron toda la vida, pero no me acuerdo de enojarme. Sólo recuerdo haberme sentido mal cuando un exnovio usó photoshop sin preguntármelo para corregir mi diente en una foto de los dos. Duré años en ponerme los frenillos porque le tenía pavor al dentista y por razones económicas, quería los de zafiro que son más caros.
 
Ahora sé que aunque no me moría con el diente torcido, sí se siente bien sonreir y tener los dientitos lindos. Lo comparo con lo que puede pasar con esta cirugía.
 
¿Qué me acompleja? 
 
Sí tengo complejos, mi estómago, específicamente la grasita pero no la piel floja. Me he hecho mesoterapia y unos masajes para ayudar con la grasa localizada, seguiré haciendo ejercicio y comiendo bien. Y sigo trabajando por creer siempre que soy valiosa solo por existir y no por lo que hago por los demás, por como me veo, por lo productiva que soy, por cuanto tengo… solo por SER. Ese es un entrenamiento en progreso, pero que ya lleva mucho camino.
 
Preparación mental
 
Desde el año pasado, ya Cris y yo veníamos hablando de no tener más hijos, aunque mi corazón sí quisiera hace sentido por muchos factores no buscar tener más bebés, así es que acordamos que así iba a ser. Al menos en nuestros planes, ya veremos cuáles son los de Dios. Hice ese luto de no volver a estar embarazada, que me encanta, de las lactancias, del parto, que es una experiencia increíble, de la hija que no voy a tener, y pensé, bueno, el lado positivo es que ya me puedo operar. Pero sí hubo un duelo.
 
Para navidad, sabiendo que en mis planes estaba hacer este cambio al año siguiente, decidí regalarle a Cris unas fotos mías estilo boudoir. Me encantó la idea del regalo para él porque no se lo iba a esperar jamás de mí, era emocionante. Pero además, era mi manera de hacerle un tributo mi cuerpo, va a cambiar para siempre, quería recordarlo con cariño.
 
Eka, mi amiga y facilitadora de ese espacio de honor a mi cuerpo, no sabía que ese era mi propósito, no lo va a saber hasta que lea esto seguro, pero no necesitaba estar al tanto para guiarme a honrarme en ese momento, así como estaba, y documentarlo con su cámara. Fue muy lindo hacer la sesión con la intención de celebrarme así, con unos kilitos más de las fiestas de diciembre, con las “boobs” actuales… recibir las fotos y verme. Y Cris casi casi se muere cuando llegó Santa Claus con ese regalo.
 
Así es que listo, empezando este año saqué cita con el cirujano. Le conté solo a Cris después de sacarla. Para él yo estoy perfecta así y cada vez que puede me lo recuerda con palabras o gestos, pero me apoya en mi decisión. Hablamos sobre si me iba a acompañar o no y entre los dos decidimos que mejor no, él no quería que ninguna opinión o cara suya influyera en lo que yo quería hacer, y yo quería que todo este proceso fuera 100% mio, apoyada y contenida por él, pero haciéndolo por mí. Así es que fui sola. Saliendo de la cita le conté a mis amigas que han pasado por esto para hacerles preguntas y saber qué esperar, y también porque sabía que se iban a alegrar por mí.
 
La cita de valoración
 
A mi doctor lo conocimos Cris y yo hace años cuando yo estaba embarazada de Fede. Una amiga en común nos recomendó para ayudarle con su branding y presencia digital. En ese momento le pedimos que nos explicara sus valores, su pasión, sus creencias, qué lo definía y qué lo diferenciaba. Todo esto lo queríamos saber para poder comunicarlo en su imagen de marca. Lo conocí sin ser su paciente, y desde ese momento supe que quería que él fuera mi doctor más adelante. Por la manera como demostró su lado humano, que no hubiera conocido de otra manera.
 
Nos hemos mantenido en contacto por redes sociales y lo veo constantemente actualizándose. A parte de eso conozco a varias amigas que se han operado con él y me gustan sus resultados y su trato. La decisión de a cuál doctor ir estaba tomada hace años.
 
Aún así, en la cita de valoración tenía una preocupación, varias amigas me habían dicho que los ciujanos usualmente tratan de convencerlo a uno de elegir más tamaño, que siempre dicen que si uno se va a operar, tienen que ser grandes, y no era lo que yo quería.
 
Pero no fue así, el doctor siempre me preguntó cómo me imaginaba yo y trató mis preocupaciones con cuidado y sensibilidad, entendió perfectamente lo que yo quería y me explicó muy bien todas mis opciones. Después de oirme hizo un cálculo matemático que determinaba el tamaño de los impantes y mediante una aplicación hizo una simulación en 3D de mi cuerpo antes y después de la cirujía. Cuando la ví pensé, eso es exactamente lo que yo imaginaba.
 
¡La simulación en 3D es un espectáculo! Pude verme caminar y verme de todos los costados, en el antes y el después con los diferentes tipos de implantes hasta convencerme exactamente de lo que quería.
 
Me emocioné tanto que dejé la cirugía programada, llegando a la casa le conté todo a Cris, y él estaba feliz de que yo estuviera feliz. Pero mi cabeza empezó a dar vueltas, ya era real, había una fecha determinada, empezaron a salir miedos.
 
Mis miedos
 
Me senté a escribirlos para analizarlos, como la nerda que soy, sin datos tangibles no puedo tomar decisiones ni ver posibles estrategias. Esto redacté:
 
Miedo a ser juzgada por mi familia, soy la primera mujer de mi familia en tener una cirugía de este tipo. Cada vez que he dicho frente a mi mamá o mi hermana en el pasado que quiero operarme, las dos lo han desaprobado.
 
Miedo a ser estereotipada, a no ser vista por quien realmente soy. Mis amigas y gente cercana no lo van a hacer, pero me expongo en el blog, lo quiero contar eventualmente, pero cómo lo hago, ¿por qué me importa?
 
Miedo a no dar una imagen saludable o promover la cirugía estética por las razones inadecuadas y afectar la imagen corporal de otras mamás.
 
Miedo a qué van a pensar mis hijos, especialmente Federico de 6 años, con quien tengo muchísimo cuidado cuando hablo sobre mi cuerpo o el cuerpo de los demás. No quiero que él piense que el valor de las personas está únicamente en su cuerpo o apariencia, o que solo somos dignos de ser amados cuando nos vemos de cierta manera. Quiero ser honesta con él pero no sé qué palabras usar.
 
Escribí llorando, tratando de sentir bien esos miedos, observándolos.
 
Busqué opiniones
 
Conversé con dos amigas, las dos me conocen bastante bien y son honestas, si me tienen que decir que estoy equivocada me lo dicen. Su perspectiva siempre es valiosa pero en este tema aún más, porque compartimos muchos valores y creencias. Como lo sospechaba me dieron calma y consejos prácticos.
 
Amiga 1:
 
“Cuando hablés con Fede no usés palabras como “arreglarse” o “es que las tengo mal” o cualquier referencia negativa, sino que querés rellenarlas un poquito porque luego de lactancia han quedado diferentes y te gustaría tenerlas así y le podés enseñar el modelo 3D. Dale un contexto positivo, no de que te arreglás sino que querés verte de otra manera. Vos tranqui si sos transparente con Fede lo verá bien. Y sobre las críticas de las demás, el verdadero feminismo es sororidad y apoyo real en tanto todo sea por decisión de la persona”
 
Amiga 2:
 
“La cirugía es algo muy personal, solo uno va a entender porqué quiere o no hacerse algo. Y siempre van a haber personas que tienen una opinion diferente a la de uno, y ahí es donde uno tiene que entender qué tan fuerte es su decisión y qué tanto quiere uno hacerse una cirugía para cambiar algo que le molesta. Todo el mundo tiene una manera diferente de ver las cosas y experiencias diferentes que las hacen tener sus opiniones y creencias. A la cirugía uno tiene que ir con la cabeza positiva. Por Fede ni se estrese, usted es buena en eso, ya lo hace. Igual son cosas que poco a poco él va a conocer y es mejor que las experimente y entienda desde la casa y no mal explicadas por un tercero”.
 
Gracias amigas 1 y 2.
 
Dos días después seguí escribiendo… ya había identificado mis miedos pero, ¿de dónde vienen? ¿son reales mis historias?
 
Sobre mi miedo a que me juzque mi familia, sigo pensando que es una decisión propia y personal que no tienen porqué entender, no les voy a contar antes, les cuento tal vez el día de la operación o después, igual que fui sola a la cita de valoración porque quería que este proceso fuera mio, lo haré con mi familia, no quiero que influyan y quiero que esto sea “sagrado” para mí. Además estoy asumiendo que ellas o el mundo entero me van a juzgar mal, y no necesariamente es así. Soy yo la que me estoy creyendo que así va a ser, es una historia que yo me estoy contando. Ok, hola historia, ciao historia.
 
Sobre el miedo a ser estereotipada por exponerme en el blog. Internet y las redes sociales tienen mil cosas positivas, pero también, me cago en la falta de filtro para opinar y juzgar al que nos hemos acostumbrado como sociedad, y en el “body shaming” el “mommy shaming” el “fat shaming” y también el “skinny shaming” (perdón por la mala palabra y el spanglish, no sé si existe “shaming” en español, recordemos que estoy escribiendo como catársis, no para nadie). Juzgar a una persona que se hace una cirugía plástica es otra forma de “body shaming”. No me voy a dejar bullear por la sociedad, igual que no me he dejado estereotipar en muchas otras cosas, como mujer y mamá. Pero bueno, también reconozco que yo tengo miedo porque yo soy la que he juzgado en el pasado, y ahora lo siento. Reality check! Eso está dentro mio y no en las demás. Ciao historia que me conté también.
 
¿Se deja de ser “body positive” y feminista al someterse a una cirugía plástica? ¿Dejo de amarme a mi misma si me hago un aumento de senos? ¿El resto del trabajo que he hecho para aceptar mi cuerpo tal como es y vivir una vida equilibrada donde no hay hábitos de auto crítica o auto destrucción desaparecen como consecuencia de mi cirugía? Yo creo que no, puede que otras personas piensen que sí, pero ese no es mi problema. Bye bye cuento que me inventé
 
Sobre el miedo a ser una influencia negativa en otras personas. Así como esta decisión es solo mia, la de las demás también es de ellas. ¿Porqué me puse esa responsabilidad? Cada quién sabe porqué decide hacerse o no una cirugía, que cada quién haga la paz con sus elecciones. Todo el mundo tiene sus razones para hacerlo o no y son personales. Yo no soy quién para decir si la decisión de las demás viene de un lugar correcto o no. Ciao a otra historia.
 
Los cuerpos
 
Por otro lado, si creo que la falta de representación de cuerpos diversos en la publicidad nos vende la idea de que tenemos que ser de cierta manera para ser dignos, pero también la falta de transparencia sobre las cirugías, que son una realidad, sigue perpetuando las mentiras de los medios de comunicación sobre cómo deben ser los cuerpos y por qué nuestro valor solo está en lo físico. Entonces yo voy a ser transparente. Aunque probablemente les importen poco mis 🍈🍈 o lo que yo haga con ellos, cuando esté lista para hacerlo, voy a dejar que las demás mamás sepan que las reconstruí (bueno, el doctor las reconstruyó), no voy a esconderlo.
 
El miedo a darle a Fede un mal ejemplo quedó resuelto cuando hablé con mis amigas pero también me acordé que además del mío, Fede tiene el ejemplo de su papá, que siempre me ha querido y respetado igual, que no lo ven viendo a otras mujeres cuando andamos en la calle, que no lo oyen comentando sus cuerpos, tengo un compañero ya hace su parte. La responsabilidad no es solo mia.
 
Tengo paz con mi decisión.
 
Aunque escribo esto para mí, lo publicaré porque siempre he sido honesta sobre mi vida, mi amiga Eka dice que para mí la autenticidad es importante, y contarlo en el blog me hace sentir que estoy alineada con mis necesidades. Seré abierta sobre el tema a pesar de que entiendo que no todos estarán de acuerdo con mis decisiones y lo haré cuando no necesite que eso sea diferente. Así que aquí está, la verdad absoluta y honesta. Después de haber publicado esto, seguiré con mi vida sin obsesionarme con mi cuerpo o el de las demás. Fin de la historia.
 
Lo más importante que puedo dejar sobre este tema es que, si alguna vez han pensado en hacerse una cirugía de este tipo, tengan estas conversaciones con ustedes mismas. Tienen que saber por qué quieren optar por la cirugía plástica. Exploren los miedos y hagan las paces con sus decisiones, si su motivo es reconstrucción, sentirse más seguras o incluso si es para sentir validación externa a través de un cambio físico, si es válido e importante para ustedes, es válido e importante y punto. También creo que tenemos que mostrar compasión y un poco de discernimiento en la forma en que hablamos sobre los cuerpos de los demás en general y lo que deciden hacer con ellos.
 
Las aliento a todos a tener compasión, con ustedes y con los demás. Eso es más importante que las cirugías plásticas, más grande que los cuerpos y nos sirve a todas en formas mucho mayores.

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